Una mujer, flor en jardín, que envuelve el aroma como manantial de conquista, logrado al filo del machete mambí y el olor a pólvora, nace en tierra cubana para honrar a las de su estirpe.
De su vientre nacieron los hijos, cual semillas regadas con el abono de las propias entrañas de su madre, con raíces autóctonas, que resurgen una y otra vez, para asegurar que aquí, en esta tierra, se levantan Marianas.
Ya son educadoras, enfermeras, cuentapropistas, campesinas, científicas, artesanas…, son conjugación de oficios y de ternura, son la voz tibia y el trueno que estremece; la palabra de mando o Aquí, Ordene; el canto y el aire que nos envuelve.
Es la mano que toca cada cosa, hasta el sueño despierta casi loca,
A los niños que van para la escuela, a la abuela afligida que se queda,
A los hombres que van para el trabajo, o a los que se quedan cabizbajos,
Al barrio de donde se desprenden cuesta arriba, y va a un montón de lugares abriendo puertas.
Es el poder que tiene que aquí crece, como fuerza o como luz, con llama viva, infinito el amor, nadie se queja,
Ha nacido Mujer, en Cuba vive.
Comentarios (0)