El Regimiento 7 de la Guardia Rural tenía en su jurisdicción los antiguos municipios de Victoria de Las Tunas, Puerto Padre, Holguín, Gibara, Banes, Antillas, Mayarí y Sagua de Tánamo. En esa zona actuaron durante 1958 varios destacamentos guerrilleros como el de Camilo Cienfuegos y Orlando Lara luego este territorio fue escenario de las acciones del Segundo Frente Oriental “Frank País” y del Cuarto Frente “Simón Bolívar.”
Durante 1958 estas guerrillas atacaron en la demarcación del Regimiento 7 las guarniciones de las minas de Ocujal en cuatro ocasiones; Cueto, Jobabo y Bartle en dos ocasiones; por una sola vez a las siguientes unidades enemigas Mir, Sagua de Tánamo, Cayo Mambí, Marcané, Guaro, San Germán, Tacajó, Báguanos, Gibara, Buenaventura, Limoncito, Puerto Padre, Manatí, la microonda de Buenaventura, la presa de Holguín. De ellos no lograron vencer en los dos últimos ataques a Las Minas de Ocujal, en los dos primeros ataques a Jobabo y Manatí, en el asalto a San Germán y Gibara.
Algunos de estos cuarteles estaban defendidos por dos soldados como Tacajó y otros por más de un centenar como Sagua de Tánamo. En general ninguno de los cuarteles que poseía el Regimiento estaba acondicionado para soportar un ataque. En algunos casos no eran ni siquiera del Estado cubano sino de particulares como el caso de Guaro. La casa cuartel de este poblado era propiedad de la United Fruit Company.(1) No pocos eran de madera, elemento que arde fácilmente. El cuartel de Banes, por ejemplo, pese a ser la sede del escuadrón número 75 era de paredes de madera y techo de zinc. (2) Los de Mir y Guaro, también de madera, fueron incendiados durante el ataque con cocteles molotov. (3) El cuartel de Cayo Mambí era una edificación de madera sobre pilotes (4). El de San Germán también era de madera.
Al ser construidos no le hicieron sistemas de trincheras, ni blocaos, ni otro tipo de defensa capaz de resistir la acción de las armas de fuego modernas y en muchas ocasiones estaban rodeados de otras edificaciones que podían servir de parapetos al enemigo. Más que fortificaciones eran dormitorios para tropas que se dedicaban a labores policiacas. Incluso en los casos que el ejército desechó los cuarteles y ocuparon otras edificaciones de mejores condiciones para la defensa, estas no dejaban de ser construcciones civiles con muchas debilidades para sostener un sitio.
Pero también algunos edificios habían sido expresamente construidos como cuarteles como las tenencias de Buenaventura y Santa Lucía. Estos eran edificios de una planta, de mampostería, techo en forma de azotea, con una caballeriza y un amplio patio. Pero en la estructura del edificio abundaban materiales combustibles como la madera. La guarnición de las tenencias era reducida, oscilaba entre veinte y treinta hombres. Los puestos de la guardia rural tenían entre dos y seis hombres. Por regla estaban en edificios de paredes de madera. Con la intensificación de la guerra se retiraron los puestos de la guardia rural y sus efectivos fueron trasladados a la tenencia a la que estaban subordinados. El ejército cuando las columnas comenzaron a operar emprendieron obras de fortificación en sus cuarteles. Un ejemplo de esto fue el de San Germán. Alrededor de él construyeron un muro que soportase el ataque de los rebeldes del Cuarto Frente Simón Bolívar. (5)
Las armas de los defensores eran fusiles ligeros de infantería, casi siempre Springfield. Algunos soldados poseían ametralladoras portátiles y carabinas M 1. Pocas guarniciones tuvieron ametralladoras pesadas, en ocasiones se valían de la imaginación para sustituir esta arma tan importante en la defensa. Así en Buenaventura y en Bartle situaron sobre la azotea un madero cubierto con una manta y le informaron a los vecinos que era una ametralladora pesada. En general esta iniciativa fue bastante eficaz, pues los rebeldes se lo creyeron. Cuando la guarnición era de unos veinte o treinta hombres, que era lo más usual, la defensa se concentraba en el cuartel.
La idea no era del todo descabellada, pues se esperaba la llegada de refuerzo y el apoyo de la aviación, por lo que concentrarse en un solo edificio podía prolongar la resistencia suficiente tiempo hasta que llegara el apoyo. De otra forma si ocupaban más de un edificio el enemigo podía aislarlos y rendirlos concentrando el grueso de los hombres sobre uno u otro grupo de defensores. El aspecto moral también era necesario tenerlo en cuenta: la concentración de la guarnición bajo el mando del jefe de la tenencia incrementaba la cohesión y la moral combativa.
Como los ataques se hacían de noche la aviación no podía actuar (6), por lo que las primeras horas del ataque eran fundamentales. Si la guarnición lograba resistir hasta el amanecer recibía el apoyo de la aviación. Primero de las avionetas artilladas del Regimiento y luego de los bombarderos y cazas de las Fuerzas Aéreas del Ejército. Estos estaban basificados en el aeropuerto de Camagüey, además si se lograba prolongar el sitio por un día era muy probable que recibiera refuerzo.
Un ejemplo de la capacidad defensiva de una pequeña guarnición fue el ataque a Jobabo realizado, el 8 de noviembre, por las fuerzas de la columna 12, del Cuarto Frente Oriental “Simón Bolívar”. La guarnición la formaban un sargento de apellido Viamonte y unos 19 hombres. El ejército tenía dos puntos de defensa. Uno era el cuartel y el otro el central azucarero. En el momento del ataque se encontraban en el cuartel un sargento y 11 soldados mientras que defienden el central seis militares. Aunque la guarnición era de 20 hombres pero los rebeldes sorprendieron “…en un Bar a dos miembros del ejército, los cuales al responder al fuego fueron liquidados” (7) por lo que quedó reducida a 18 hombres. (8) El cuartel era de madera protegido por pequeñas trincheras y sacos terreros. Los guerrilleros concentraron su ataque, por espacio de dos horas, contra el cuartel pero no pudieron tomarlo. Luego se dirigieron al central. El ejército había electrificado una cerca que sorprendió a los revolucionarios. Según los rebeldes los defensores del central “estaban bien atrincherados” (9) El esfuerzo para rendirlos resultó inútil. A media noche luego de cinco horas de combate se retiraron.
Las defensas mejor organizadas fueron las de Sagua de Tánamo, Cueto y Puerto Padre. Aprovecharon que contaban con guarniciones relativamente numerosas ocuparon diferentes puntos en cada una de las referidas poblaciones. El sitio de Sagua se desarrolló entre el 17 y el 24 de diciembre. En dos ocasiones intentaron reforzar la guarnición por tierra desde Cayo Mambí, pero en ambos casos fueron rechazados. La aviación los apoyó contantemente. Los rebeldes desalojaron a los soldados de las posiciones que habían ocupado y los obligaron a concentrase en el Ayuntamiento. Un grupo de soldados que defendían unas garitas lograron escapar hacia los campos con la intensión de llegar a Cayo Mambí. La mayoría fueron capturados. El 24 se rindió la guarnición con la condición de entregar las armas y se les permitiera trasladarse a Cayo Mambí. En total los defensores eran unos 140 hombres. (10)
Cueto era defendido por una compañía, ocuparon cuatro lugares. Los rebeldes lo atacaron el 19 de diciembre pero se retiraron el 21. El 23 lo asedian de nuevo. El mando del regimiento decidió rescatar a los sitiados, el 25 salieron las compañías 73 y 84 de Holguín con dos tanquetas, camiones blindados con planchas de acero y sacos de arena y un buldócer. (11)
Esperaban que el enemigo tratara de destruir la carretera por lo que llevaron ese equipo. El jefe era el Comandante Jesús Sosa Blanco. Durmieron esa noche en Báguanos y al día siguiente continuaron hacia Cueto. Combatieron intensamente en la carretera hasta que lograron llegar a Cueto el 26.
Cuando la tropa de Sosa Blanco entró en Cueto la situación era desesperada, el soldado Ramón Ventura Romero que estaba en el centro escolar, uno de los lugares defendidos, narró: “…cuando llegan las tropas con el refuerzo ya no teníamos más agua que la que podrida, quedaba un poco en un aljibe. Como comida teníamos unas latas y las pastillas que nos habían tirado desde un avión.”(12)
El objetivo de Sosa no era reforzar la sitiada guarnición sino retirarla. Alrededor de las siete de la mañana del 27 comienzan la operación, primero por la carretera que conducía a Holguín y luego por el camino vecinal de Barranca Amarilla. Esta vía los llevaba hasta un lugar conocido como el Níspero desde allí pueden avanzar hacia San Germán. La aviación los apoyaba. Llegaron hasta los Palacios cerca de la carretera que conduce a San German. Sosa Blanco decide pasar la noche en ese lugar para continuar al día siguiente hacia San Germán. Los rebeldes los atacan durante toda la noche causándole numerosas bajas. Hasta el propio Sosa Blanco fue herido. Al día siguiente continúan la marcha. Lograron rescatar la guarnición de Cueto pero fue una victoria pírrica. Las tropas, tanto las rescatadas como el refuerzo, llegaron a San Germán con numerosas bajas y con la moral muy baja.
El 24 de diciembre fue atacado Puerto Padre. Estaba defendida por fuerzas del ejército, la policía y una guarnición de la marina de guerra. Los defensores ocupaban varios puntos. Se combatió hasta la tarde del 25 que las fuerzas batistianas se rindieron.
Pese a que en Delicias, a unos pocos kilómetros, se encontraba el escuadrón 73 de la Guardia Rural y que por mar podía llegar refuerzo, la guarnición de Puerto Padre fue abandonada a su suerte. En otros casos, en condiciones mucho más difíciles, se les intentó rescatar como: la de Sagua de Tánamo y Cueto. En Puerto Padre pudo influir en esa falta de apoyo la rapidez con que fue capturada, en unas doce horas de combate. También el Regimiento estaba enfrascado en toda otra serie de operaciones y contaba con pocas fuerzas. En la noche del 29 al 30 los rebeldes atacaron Gibara pero fueron rechazados. El 30 era capturada la guarnición de Jobabo. Ese día se iniciaba el sitio de Mayarí. (13) Aunque este fue abandonado, la guarnición se retiró hacia el central Preston pero fue derrotada en el trayecto.
Como culminación de las operaciones de los guerrilleros contra las guarniciones enemigas subordinadas al Regimiento 7, del 1º de enero de 1959 fuerzas del Segundo Oriental “Frank País” y Cuarto Frente “Simón Bolívar” comenzaron el sitio de la jefatura de esa unidad. La caída de la dictadura y la rendición del enemigo el dos de enero hizo que se suspendiera esa operación que sería el ataque más importante a una unidad enemiga.
NOTAS A PIE DE PAGINA
1.-Instituto de Historia de Cuba. Fondo Ejército 24-5,1-6, 1.3-1-12.
2.-Entrevista a Ángel Quintana Bermúdez por los autores, 3 de octubre de 2013, en la sede de la UNEAC de Holguín.
3.-Instituto de Historia de Cuba. Fondo: Ejército 24-6.1-6:1.6-1.12.
4.-Comunicación personal del 23 de octubre de 2013 de Deysi Sánchez Barallabo al autor.
5.-Información brindada por el historiador Alfredo Díaz.
6.-Aunque se produjo una excepción; en el cuarto ataque a Ocujal, los soldados guiaban el fuego de noche de los aviones por medio de balas trazadoras.7.-Carta de Eduardo Sardiñas a Fidel Castro 11 de noviembre de 1958 Oficina de Asuntos Históricos del Consejo de Estado.
8.-En un informe de Eduardo Sardiñas al Comandante Fidel Castro dice que las fuerzas enemigas eran unos sesenta hombres lo que era una exageración. Seguramente mala información de la inteligencia rebelde. Ver Carta de Eduardo Sardiñas a Fidel Castro 11 de noviembre de 1958 Oficina de Asuntos Históricos del Consejo de Estado.
9.-Carta de Eduardo Sardiñas a Fidel Castro 11 de noviembre de 1958 Oficina de Asuntos Históricos del Consejo de Estado.
10.-Comisión de Historia de la Columna 19, José Tey ob. cit. p. 389.
11.-AndrésRamírez Feliu: "Las últimas operaciones de la dictadura en el Norte de Oriente"; publicado por primera vez en el Periódico Ahora, Edición especial por el XX aniversario del triunfo de La Revolución. Ahora, 29 al 31 de diciembre 1978, Año XV, Nos. 314-316, Holguín.
12.-Comisión de Historia de la Columna 16, Enrique Hart, Rumbo al triunfo de enero Columna 16 “Enrique Hart”, Casa editorial Verde Olivo, La Habana, 2008. pp. 210 y 211.
13.-Comisión de Historia de la Columna 19 “José Tey”, Columna 19 “José Tey”, Segundo Frente Oriental “Frank País”, Editorial Ciencias Sociales, La Habana, 1982. p. 194.
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