Termina 2020, un año con el denominador común global de la angustia, incertidumbre y dolor impuestos por la pandemia de la Covid-19 que se ha expandido por todo el planeta desequilibrando el orden sanitario y económico y la cotidianidad de millones de personas en constante riesgo para la vida ante tan inesperada emergencia epidemiológica que alertó de cuan vulnerables y dependientes unos de otros somos los seres humanos y cuanto urge revisar las prioridades en las agendas gubernamentales y dejar atrás las desigualdades en todos los órdenes.
De alguna manera u otra todos hemos estado afectados por la rápida propagación del virus SARS CoV-2 que nos obligó a un prolongado confinamiento en casa sin precedentes, al cierre de fronteras como nunca antes y de paso nos robó los abrazos acentuando las diferencias geopolíticas y desatino de gobiernos con tardías e insuficientes acciones para enfrentar oportuna y eficazmente tan inusual y desconocida situación de salud que afecta por igual sin distinción de ideología, nacionalidad, sexo, edad o poder adquisitivo con una profunda huella de dolor ante las alarmantes estadísticas de contagiados y fallecidos.
Han sido meses muy difíciles en los que hábitos y costumbres cambiaron de repente imponiéndose el distanciamiento social y el estricto cumplimiento de medidas sanitarias como elección preventiva y responsable para proteger la vida. Un intenso periodo de constantes esfuerzos individuales y colectivos en el que la solidaridad y cooperación han alcanzado su máxima expresión.
Quién hubiera podido imaginar que las aulas quedarían vacías casi al unísono en todo el mundo apelando a la alternativa de un curso escolar a distancia; una modalidad inusual pero necesaria y acertada para dar continuidad al aprendizaje de los educandos.
Cuando la Covid-19 llegó a Cuba inmediata fue la respuesta coordinada y coherente para su prevención, control y regulación con eficaz asistencia médica y adecuado manejo logístico de los recursos disponibles, en un contexto en el que se arreció como nunca el bloqueo del Gobierno de los Estados Unidos.
Se implementa una estrategia basada en componentes epidemiológico, asistencial y científico, en la integralidad de las acciones, la multisectorialidad, recursos humanos altamente especializados y consagrados, así como en la organización y colaboración del pueblo con especial cuidado a los adultos mayores, embarazadas e infantes.
El potencial humano y científico de los cubanos y la participación disciplinada y activa de la comunidad ha sabido encarar limitaciones económicas y contener la pandemia con una atención diferenciada a grupos de riesgo, pesquisaje activo, aislamiento oportuno de los casos sospechosos o positivos y el desarrollo de fármacos novedosos producidos por nuestra Industria Farmacéutica y Biotecnológica. El 85 por ciento de los productos que se usan para contener esta enfermedad en el país son producidos por BioCubaFarma y destacan el Nasalferon, la Biomodulina T, los Interferones así como los medicamentos innovadores Jusvinza e Itolizumab.
En tan corto y a la vez intenso periodo de tiempo Cuba tiene hoy en distintas fases de ensayo clínico cuatro candidatos vacunales: Soberana 01, Soberana 02, Mambisa y Abdala.
Enfrentar al nuevo coronavirus ha ratificado el gran caudal de inteligencia y compromiso de los científicos cubanos en la búsqueda de soluciones para preservar la salud del pueblo, como principal prioridad, y el altruismo de los profesionales de la salud, que muchos de ellos integrados a las Brigadas Henry Reeve han aportado valiosas experiencias médicas en más de 30 naciones frente a la Covid-19, esa solidaria colaboración internacional avala su reciente y merecida nominación oficial al Premio Nobel de la Paz.
Superar distintas etapas de la pandemia con múltiples tareas de apoyo desde todos los sectores de la sociedad ha sido una compleja labor con la premisa de pensar como país. Cientos de profesionales de diferentes disciplinas, organismos e instituciones han contribuido a la prevención de secuelas, al mayor entendimiento de la enfermedad, y aceptación del nuevo código y estilos de vida.
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