Más allá de la estadística que muestra el crecimiento personal y profesional de la mujer holguinera, sustentado en su activa participación en la adopción de decisiones en todos los ámbitos, en una mayor autonomía económica y desempeño en cargos de dirección y en oficios no tradicionales, se visibilizan aún algunos problemas sociales reales que afectan sus intereses en múltiples formas.
No basta la igualdad desde políticas gubernamentales sino se acepta en la cotidianidad de la actuación ciudadana en cualquier escenario. No se discute que desde hace décadas las condiciones socio-históricas en Cuba son favorables para la mujer. El Estado norma políticas que la ampara y protege su integridad física, psíquica y moral, pero en la práctica, ¿se respetan todos sus derechos?, ¿cuánto la afectan los preceptos conservadores de la herencia patriarcal?
«Desde mi experiencia como Psicóloga —revela Yelen Cuesta— existen algunos problemas sociales que constituyen un reto y un llamado de atención. Actualmente la mujer se encuentra en conflicto dual, entre lo heredado y lo aprendido, entre las nuevas formas de visibilizarnos y las creencias transgeneracionales, entre la realidad y los sueños de alcanzar un bienestar psicosocial que le permita liberarse tanto de sus propias creencias limitantes como de aquello que la sociedad supone que debe asumir».
En su reflexión alerta sobre las formas sutiles de la violencia contra la mujer en todas sus expresiones desde productos audiovisuales hasta bromas entre amigos y su aceptación inconsciente a partir «de actitudes pasivas y no desarrolladoras y de patrones socioculturales inadecuados del género; se hace necesario la aprehensión de nuevas formas de hacer y nuevas formas de enfatizar en contenidos que muevan nuestros afectos y nos lleven a reflexionar sobre estrategias con una concepción flexible y más abierta de igualdad».
La realidad es que cuestiones culturales todavía marcan muchas desigualdades entre el hombre y la mujer como las influencias diferenciadas en la educación en dependencia del sexo desde edades tempranas.
Aida Torralbas Fernández, Ms.C en Estudios de Género y profesora de Psicología en la Universidad de Holguín considera que el problema «“está cuando las diferencias implican jerarquías, desventajas, discriminación. El sexo es biológico pero el género es sociocultural».
Porque la mujer cubana se reconoce emancipada, independiente, pero al mismo tiempo sigue atada a costumbres y prejuicios de imagen y teme, en ocasiones, defender sus derechos a partir de sus convicciones. Algunas incluso, sin autonomía económica, asumen roles de sumisión y continúan dominadas por conductas machistas.
Tropieza en su día a día con disímiles obstáculos que dificultan su proyección individual y social asociados a la sobrecarga de las tareas en el hogar que afronta en contextos muy complejos de carencias materiales y bajos recursos financieros, en ella recae el mayor peso del cuidado y educación de los hijos, que están bajo su tutela casi siempre ante el divorcio cuando muchas veces el hombre abandona sus responsabilidades de padre y se rompe la adecuada distribución de roles en la familia. A la mujer le toca, entonces, con esfuerzo añadido conciliar vida personal y laboral.
Aunque en menor porcentaje, y no obstante a las políticas y acciones del Estado dirigidas a la protección de la mujer, en Holguín lamentablemente todavía se registran casos de abuso o acoso sexual, maltrato físico, violencia psicológica y doméstica, prostitución y trata de personas que conlleva a la emigración ilegal. Pocos, pero existen casos de autoagresión e intentos de suicidios por conflictos de pareja.
En esta región del Oriente cubano muchas féminas coinciden en que el creciente envejecimiento de la población las afecta directamente porque asumen, en su mayoría, la atención de los adultos mayores que genera situaciones difíciles con alto coste emocional, personal y laboral sobre todo cuando aparece cualquier tipo de enfermedad propia de este grupo etario, principalmente la demencia, y no se cuentan con los necesarios recursos para su manejo.
Si bien la mujer tiene el derecho a la elección libre y responsable sobre su fecundidad, ser madre y trabajadora a la vez, en ocasiones, genera limitaciones en su rol social y profesional debido a las pocas capacidades existentes en instituciones educacionales en el territorio para el cuidado de los menores de cinco años.
A pesar de los programas de salud dirigidos a la protección y desarrollo biológico y psicológico de las mujeres el embarazo en edades tempranas es un problema social en Holguín que afecta a adolescentes entre 15 y 17 años, y propicia abandono de los estudios, aparición de trastornos emocionales graves y familias disfuncionales.
Los patrones socioculturales de conducta y de relaciones de igualdad entre hombres y mujeres son todavía lentos, pero prevalece una positiva valoración sobre las capacidades intelectuales y el protagonismo de la mujer cubana en la sociedad y la familia, que responde a sus conocimientos adquiridos, experiencia práctica y esfuerzos para mantener una adaptación permanente a las exigencias de su entorno; al proceso de mejora continua en la reconceptualización de su acceso y plena participación en todas las esferas de la vida; y a la voluntad política y el compromiso del Gobierno en garantizar sus derechos, respeto y bienestar.